A pesar de ser una profesión más que conocida en la actualidad, a la que se hace referencia en novelas, series y producciones cinematográficas, los/las detectives tienen una historia reciente y, en la mayoría de ocasiones, ligeramente documentada.
España tierra de detectives
Si tiramos de archivo y hemeroteca, descubrimos que Enrique Cazeneuve, fue el primer detective privado en España, corría el año 1909. Otro de los pioneros de la profesión en nuestro país fue Antonio Romero, aunque si hubo alguien que destacó como detectives fue Ramón Fernández Luna, apodado el Sherlock Holmes nacional. Fernández Luna era policía, en cuyo cuerpo se ganó el apodo del famoso personaje inglés, tenía conocimientos de anatomía y abogaba por la investigación antes que por otros actos violentos de la época empleados para conseguir una confesión.
¿Y las mujeres detectives?
Aunque pueda parecer contradictorio para el siglo del que estamos hablando, las mujeres detectives fueron coetáneas a sus compañeros varones de profesión. A nivel internacional, Kate Warne fue la primera mujer detective, en 1856 ejercía la profesión en la agencia de detectives Pinkerton en Estados Unidos. Desde entonces, la existencia de las mujeres en la profesión se hizo más acusada incorporándose en numerosas agencias del mundo.
En España, las primeras fechas que se encuentran corresponden a 1912, cuando una mujer francesa trabaja para un despacho barcelonés en las calles de Madrid. Años más tarde, podemos encontrar anuncios de agencias de detectives que incluían mujeres en su plantilla, como por ejemplo la agencia La Discreción. En 1914, esta agencia contaba con mujeres detectives especializadas en investigaciones prematrimoniales, ofrecían estos servicios en la calle Condal número 4 de Barcelona. Como dato significativo, en 1925, tenemos constancia de la existencia de la primera agencia de detectives dirigida por una mujer, Carolina Bravo, en Barcelona.
